ITS: desmintiendo mitos y estigmas

Cada vez más personas sexualmente activas entienden que las pruebas rutinarias de infecciones de transmisión sexual (ITS) son una parte esencial de la salud sexual. Sin embargo, una vez que las personas empiezan una relación cerrada, a menudo deciden que no es necesario seguir haciéndose pruebas.

Además, muchos no creen necesario hacerse este tipo de exámenes médicos porque, entre otros motivos, no se consideran población de riesgo. Sin embargo, las estadísticas apuntan a un aumento de nuevos casos de muchas infecciones (tal y como puede consultarse en el documento de Vigilancia Epidemiológica de las Infecciones de Transmisión Sexual en España, especialmente en la población masculina, que es casi cuatro veces mayor que la femenina.

Este es uno de los mayores errores que se pueden cometer para la salud sexual, ya que muchas ITS pueden ser de propagación lenta y todos somos susceptibles de tener una infección en algún momento de nuestra vida sexual.

Por lo tanto, la mejor medida que se puede tomar con respecto a las ITS son las prácticas sexuales seguras. Normalmente, en las relaciones heterosexuales, cuando pensamos en medidas, solo se tienen en cuenta los anticonceptivos, pero no hay ninguna protección contra las infecciones de transmisión sexual que no sean los profilácticos (preservativos).

El uso de preservativos y barreras dentales puede reducir en gran medida el riesgo de contraer una infección de transmisión sexual, y aun así no es una garantía. Por eso, la mejor forma de combatir las ITS es con información. Y eso es justo lo que te traemos en este artículo.

Lo primero que tenemos que entender es, ¿qué es una ITS? Las infecciones de transmisión sexual reciben este nombre porque suelen transmitirse por contactos y fluidos corporales, como los fluidos vaginales, semen y sangre.

“Entonces, si tuviera una infección de transmisión sexual, lo sabría”

El problema de las infecciones de transmisión sexual es que pueden presentar diversos signos y síntomas, incluso la ausencia de síntomas. Además, pueden aparecer al cabo de los años, quedando en fase latente durante mucho tiempo, por lo que cualquier persona puede ser un agente de transmisión sin presentar ni un solo síntoma.

Lo mejor es acudir a un especialista que pueda ofrecerte pruebas con las que conocer tu estado. Como siempre, lo más recomendable es cumplir con cierta periodicidad con estas pruebas, especialmente si eres una persona sexualmente activa.

Es cierto que algunas ITS pueden desaparecer sin tratamiento, pero para cuando tu sistema inmune haya combatido la infección, también es posible que ya se hayan producido daños irreparables en el cuerpo.

Hay que añadir que es bastante difícil autodiagnosticar una ITS. Los síntomas pueden aparecer y desaparecer, tal y como comentamos en el mito anterior, haciéndote creer que te has curado cuando en realidad no tiene por qué.

Al igual que ocurre con una infección cutánea o un resfriado, una infección de transmisión sexual no es un indicador de que seas antihigiénico. Contraer una ITS significa, en primer lugar, que tienes que ser más precavido en el futuro, y eso implica tener una conversación con tu(s) pareja(s) sexual(es) sobre tu estado de salud y utilizar métodos anticonceptivos de barrera para reducir el riesgo de que te transmitan una ITS en primer lugar.

Hay una serie de factores que potencian el riesgo de infección una vez que la persona comienza su vida sexual:

• Tener relaciones sexuales sin protección o sin los medios adecuados: con esto nos referimos al uso de preservativos o lubricantes adecuados. En muchas ocasiones, una escasa o nula lubricación implica mayor fricción de las mucosas genitales, lo que causa posibles fisuras y, por lo tanto, aumenta la probabilidad de infecciones de transmisión sexual. Por lo tanto, recomendamos lubricantes como MYHIXEL Lube, un lubricante natural con base de agua, perfecto para reducir al mínimo la fricción.

• Tener contacto sexual con varias parejas: cuanto mayor sea el número de personas con las que tienes contacto sexual, mayor será el riesgo.

• Abusar del alcohol o consumir drogas ilícitas recreativas: el abuso de sustancias puede inhibir tu juicio, haciendo que estés más dispuesto a participar en conductas de riesgo.

La mayoría de las ITS son tratables con antibióticos, y pocas son mortales. Sin embargo, esto no significa que no debamos olvidarnos de las medidas de precaución. Cuanto antes se detecte una infección de transmisión sexual, más posibilidades tendrás de evitar daños permanentes en los órganos reproductores y en la salud en general. Evitar el tratamiento puede conducir a una reducción o ausencia total de la fertilidad, entre otros muchos problemas.

Es por ello que, dependiendo del nivel de actividad sexual, el tipo de actividad sexual en la que participes y la cantidad de parejas, los expertos recomiendan pruebas regulares cada 12 meses. Por otra parte, las pruebas deben realizarse cada 3 a 6 meses si tienes relaciones sexuales sin protección con una nueva pareja o si no estás seguro del estado de ITS de tu pareja habitual.

En el caso de conocer que tienes una infección de transmisión sexual, hay que informar siempre a tus parejas sexuales, especialmente si habéis tenido encuentros sin protección, incluidas las actuales y las anteriores (hasta un año anterior o hasta la última vez que te realizaste las pruebas). En el caso de haber transmitido la infección, estas personas puede que necesiten tratamientos.

Hay muchas ITS que son susceptibles de reinfección, por lo que es particularmente importante y útil comunicar las infecciones a tus parejas sexuales y de esta forma conocer nuestro estado con respecto a las ITS.

Muchas veces, la razón por la que no queremos pasar por un examen médico es porque nos asusta la posibilidad de recibir resultados indeseados. Pero, afortunadamente, las ITS, incluyendo el VIH, tienen tratamientos efectivos que eliminan o reducen los riesgos y síntomas problemáticos hasta sus mínimos. La cuestión es que, cuanto antes lo sepas y antes comiences estos procedimientos, mejor para tu salud y la de tus parejas sexuales. Recuerda siempre que la prevención es la clave para una buena salud física, mental y, por supuesto, sexual.