
De amigos a pareja (Friends to lovers): Cuando el tópico se hace realidad
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Tiempo de lectura 4 min
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Dicen que la línea entre la amistad y el amor (romántico) es más fina de lo que parece. Que los grandes amores muchas veces empiezan con una mirada cómplice entre amigos, con una risa compartida o con ese abrazo que dura un segundo más de lo habitual.
Y aunque Hollywood nos lo ha vendido como un recurso narrativo casi inevitable, lo cierto es que el tópico de "de amigos a pareja" se da con más frecuencia de la que imaginamos. ¿Crees que estás viviendo una situación similar? Pues quédate que te damos algunos consejos.
La narrativa del friends to lovers ha sido uno de los pilares de la ficción romántica: desde las comedias adolescentes donde los amigos empiezan llevándose hasta mal, hasta los dramas más intensos con amores imposibles entre mejores amigos. Pero más allá del cine, en la vida real también sucede, aunque probablemente sin banda sonora de fondo ni tanto dramatismo.
Muchas parejas empiezan desde la amistad, construyendo una base de confianza, afinidad emocional y conocimiento mutuo que es el caldo de cultivo perfecto para que se dé el salto al terreno amoroso y erótico.
De hecho, los expertos en la psicología del amor comentan que las relaciones que nacen desde la amistad tienen una mayor probabilidad de estabilidad a largo plazo. Según un estudio de Stinson et al. (2022), cerca del 68% de las parejas encuestadas aseguraban haber sido amigas antes de iniciar una relación romántica. Lo interesante es que muchas de ellas no lo tenían planeado: simplemente ocurrió, lo que nos lleva a otro punto importante y es que a veces el amor surge cuando no hay expectativas.
No siempre es fácil distinguir si lo que sentimos por esa persona que consideramos nuestra amiga es solo eso... o si hay una atracción latente esperando a salir a flote. Pero hay algunas señales generales que pueden indicar que algo está cambiando:
Buscar excusas para pasar más tiempo a solas.
Notar una tensión sexual o una mayor intimidad física.
Imaginar escenarios románticos o sexuales con esa persona.
Puede que tengas dudas, o puede que lo tengas claro pero no quieras ni reconocerlo a ti mismo por las posibles implicaciones que pueda tener. Pero la clave está en que mantengas la honestidad contigo mismo y en observar si esa evolución es compartida. Porque si bien puede ser un paso maravilloso, también requiere de (bastante) valentía: reconocer que uno de los dos puede no sentir lo mismo y que eso transforme la amistad para siempre.
Las ventajas de una relación que surge de la amistad son muchas: hay un conocimiento previo, una confianza ya establecida, bastante compatibilidad emocional y una comunicación que suele ser más fluida. Además, suele haber una base de cuidado mutuo que facilita el respeto y la escucha.
Sin embargo, no todo es fácil. Uno de los grandes retos es el miedo a perder la amistad si la relación romántica no funciona. También puede haber una idealización del otro, o una dificultad para pasar de lo platónico a lo sexual. En algunos casos, el deseo puede tardar en aparecer o en consolidarse, lo que requiere paciencia y exploración.
Habla con claridad. Si sientes que tus sentimientos están cambiando, busca el momento adecuado para compartirlo. Sin presión, pero con sinceridad. A veces ni siquiera es necesario ser excesivamente directo. Puedes empezar preguntándole a esa persona si ha sentido cambios recientes en vuestra relación. Así inicias la conversación poniendo las dudas encima de la mesa.
Evalúa los riesgos y deseos. ¿Estás dispuesto a arriesgar esa amistad? ¿Sientes que hay reciprocidad? Es importante tener una imagen realista de lo que puede pasar: ¿uno de los dos está en una relación? ¿la otra persona te ha comentado acerca de su satisfacción o insatisfacción con otras personas? ¿a qué terceras personas afectaría vuestra decisión?
No fuerces la transición. Muchas veces (y debido a la cultura popular transmitida por el cine), parece que después de la confesión romántica, ya está todo el camino hecho, pero pasar de amigos a pareja puede ser un proceso lento y complejo. Deja que las cosas se desarrollen con naturalidad.
Recuerda que el deseo también se construye. Si al principio hay más cariño que pasión, no pasa nada. Es como si tuviérais que reconfigurar vuestra relación y crear una nueva dinámica entre vosotros. Aquí entra en juego explorar vuestra intimidad sexual. Lo mejor es que la fomentéis como parte de un camino compartido.
No hay una sola manera de enamorarse. Algunas historias nacen del flechazo, otras del deseo incontrolable... y otras del vínculo amistoso y profundo que se construye con el tiempo. El paso de amigos a pareja no es un descenso a los infiernos ni una traición a la amistad: puede ser, en muchos casos, la evolución natural de una relación que siempre tuvo el potencial de ser algo más.
Y si sale bien, la recompensa es doble: el amor de tu vida puede ser, también, tu mejor amigo/a. ¿Te animas a dar el paso?
Stinson, D. A., Cameron, J. J., & Hoplock, L. B. (2022). The Friends-to-Lovers Pathway to Romance: Prevalent, Preferred, and Overlooked by Science. Social psychological and personality science, 13(2), 562–571. https://doi.org/10.1177/19485506211026992