
Cómo afrontar un matrimonio sin sexo
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Tiempo de lectura 8 min
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Un matrimonio sin sexo es aquel en el que la frecuencia de las relaciones sexuales durante el último año ha sido inferior a una vez al mes.
Según unas encuestas publicadas en Psychology Today, uno de cada seis matrimonios en Estados Unidos tiene poca o ninguna actividad sexual. Aunque vivir un matrimonio sin sexo puede sentirse como un fracaso, en realidad es algo bastante común y, en algunos casos, incluso esperable.
El primer paso para afrontar esta situación es identificar por qué ha cesado la actividad sexual en tu relación. Y esto no es algo que debas intentar resolver por tu cuenta. Es recomendable hablar directamente con tu pareja y preguntarle qué ha cambiado en vuestro matrimonio.
No asumas que entender por qué vuestra relación se ha vuelto asexual es solo tu responsabilidad. Estáis en esto juntos, así que lo justo y lógico es que ambos participéis en descubrir qué ha cambiado y si este cambio es algo que queréis mejorar.
No des por hecho que ya sabes la respuesta. Puede que esté ocurriendo algo de lo que ni siquiera eres consciente. No es raro que algunas personas oculten información por vergüenza o porque, al igual que tú, también se sienten incómodas al hablar del tema.
Tampoco des por hecho que tu pareja está conforme con no tener relaciones solo porque lleváis tiempo sin mantenerlas. Lo más probable es que esté igual de insatisfecha con esta situación que tú, pero haya algo que le impida abordar la conversación.
Ideas equivocadas y comunes sobre los matrimonios sin sexo
Es normal que estar en un matrimonio sin sexo genere cierto malestar o angustia. También es muy probable que hayas desarrollado tus propias teorías sobre por qué ha ocurrido esto y sobre lo que un matrimonio sin sexo dice de ti.
Una forma de afrontar esta situación tan complicada es recordarte que no todos tus pensamientos son necesariamente ciertos. Hay creencias muy comunes que conviene evitar si quieres tener la mejor oportunidad de abordar esta situación de manera racional.
El sexo es un componente importante en los matrimonios de hoy en día. Si eres como la gran mayoría de las personas, probablemente creas que tu pareja debe ser “tu todo”: tu confidente, tu mejor amigo/a, tu igual y alguien con quien tengas una buena conexión sexual. Pero si lo piensas bien, poner todas esas expectativas en una sola persona es una carga bastante grande. Esperamos que nuestra pareja cubra todas nuestras necesidades y, además, que nos aporte novedad y deseo sexual durante toda la relación.
Lo cierto es que la mayoría de las veces nuestras parejas también tienen otros roles importantes, como el de ser madre o padre. Y cuando la vida se complica, es cada vez más difícil estar a la altura de todo, todo el tiempo. Existe la creencia generalizada de que las parejas felices tienen relaciones sexuales con frecuencia y de forma constante.
Con todas estas expectativas, es fácil llegar a la conclusión de que tener menos sexo es una señal de que el matrimonio va mal o está al borde del divorcio, y que ambos estáis “fallando” de alguna manera por no mantener relaciones sexuales con regularidad. Sin embargo, hay estudios que demuestran que existen parejas felices en matrimonios sin sexo.
Hay muchas parejas en todo el mundo que no mantienen relaciones sexuales de forma constante y cuyos matrimonios siguen adelante.
Si de verdad sientes que no estás satisfecho con tu relación, es buena idea que reflexiones sobre si este problema es realmente tuyo o si lo que sientes es la presión de tener tanto sexo como crees que tienen las parejas que están “felizmente casadas”.
La falta de relaciones sexuales no es una prueba irrefutable de que tu pareja ya no se siente atraída por ti. Tampoco significa necesariamente que no quiera tener sexo contigo. Una de las razones más comunes por las que los matrimonios se vuelven asexuales es que ambos dejan de iniciar contacto sexual por miedo a ser rechazados o por creer que el otro no está interesado.
Aunque solemos asociar el deseo sexual con la acción de tener sexo, es perfectamente posible que tu pareja sí sienta deseo y atracción por ti, pero que haya otra razón por la que no está manteniendo relaciones sexuales.
Estas razones pueden ser muchas: horarios laborales incompatibles, cuidado de padres mayores, estrés, trabajo a tiempo completo, problemas de salud mental, enfermedades crónicas, entre muchas otras.
Creer que la falta de sexo significa que ya no eres deseado puede acabar dañando la relación. Intenta no usar la frecuencia del sexo como prueba de tu valor o atractivo. Y si, efectivamente, tu pareja no quiere tener sexo contigo en un momento determinado, eso no significa que no seas deseable, aunque así lo sientas. Puede ser simplemente que, por la razón que sea, no le apetece en ese momento y no lo ha comunicado bien. Y si ese es el caso, el verdadero problema es la falta de comunicación entre vosotros. El sexo (o su ausencia) es solo un síntoma de ese problema más profundo.
El rencor puede ser, sin duda, una realidad en muchas parejas que llevan años juntas. Sin embargo, a menos que tu pareja te haya expresado claramente que siente rencor hacia ti, no hay motivo para asumir que es así
También es posible que una persona no albergue sentimientos de odio o negatividad hacia su pareja y, aun así, decida no tener relaciones sexuales. Por ejemplo, las parejas que acaban de tener hijos son las que más suelen dejar de mantener relaciones durante un tiempo, ya sea por el proceso de adaptación a la llegada del bebé, la bajada del deseo sexual debido a la lactancia o simplemente por el agotamiento físico y mental.
En la mayoría de las relaciones, la frecuencia del sexo disminuye con el paso del tiempo. Una de las razones principales es que uno o los dos pueden sentir que ya no hay una necesidad tan fuerte de mantener una vida sexual activa en esta etapa concreta de la relación.
Salir un poco de tus propios pensamientos y tener en cuenta el contexto puede ser útil. Pregúntate: ¿ha habido algún cambio reciente o algún acontecimiento importante justo antes de que dejarais de tener relaciones? Si la respuesta es sí, lo más probable es que ese cambio en vuestras vidas tenga mucho que ver con la situación actual.
Antes de iniciar la conversación, es muy recomendable que te tomes un momento para tranquilizarte. Los estudios muestran que la manera en que comenzamos una conversación suele determinar cómo se desarrollará el resto. Darse cuenta de que uno no está satisfecho en un matrimonio sin sexo puede generar emociones muy intensas como dolor, enfado, frustración, ansiedad o tristeza. Por eso, es importante que te tomes unos minutos para centrarte antes de hablar. Si abordas la conversación desde un estado de calma, tendrás muchas más probabilidades de que sea productiva y no se convierta en un intercambio de reproches o reacciones impulsivas.
Dado que nuestra pareja es alguien tan cercano a nosotros, suele captar enseguida las señales sutiles que transmitimos con nuestro lenguaje corporal, incluso cuando no decimos nada. Por eso es mejor evitar malentendidos y expresar de forma directa cómo te sientes exactamente ante esta situación.
Piensa también en cuál es el mejor momento para hablar. No es buena idea sacar el tema cuando tu pareja está ocupada, distraída o al final de un día especialmente estresante. Sé estratégico a la hora de elegir cuándo abordar la conversación. Puede ser muy útil hablar después de haber pasado un rato agradable juntos, ya que eso puede predisponeros a ambos a afrontar el tema con una actitud más abierta y positiva.
Marcáos como objetivo definir qué significa el sexo para cada uno. Permitíos redefinir el papel que el sexo tiene en vuestra relación. Puede que en una etapa anterior de la relación tuviera sentido tener sexo varias veces por semana. Pero, teniendo en cuenta el contexto actual (con mayores exigencias laborales, hijos y responsabilidades familiares), quizás ahora tenga más sentido tener relaciones con menor frecuencia, simplemente porque vuestro deseo ha cambiado. También es totalmente válido no exigirle a tu pareja ni a ti mismo los mismos estándares que teníais cuando os casasteis.
Las personas y sus deseos cambian con el tiempo. Es algo completamente normal, parte del proceso de envejecer y de compartir una vida íntima con otra persona. Considera también que la ausencia de sexo puede ser una señal de que uno o ambos deseáis explorar formas distintas de sexualidad a las que habéis vivido hasta ahora. Habláis con claridad sobre qué tipo de sexo os gustaría tener y cómo os gustaría que fuera esa parte de la relación.
En una relación sana, ambas personas deberían poder hablar abiertamente sobre sus necesidades individuales. Estar en un matrimonio sin sexo es una oportunidad más para practicar esa habilidad. En general, tú y tu pareja deberíais compartir con frecuencia vuestras necesidades (tanto sexuales como no sexuales) y buscar juntos maneras de adaptaros mutuamente a ellas. Quizás necesitéis dedicar un tiempo a reflexionar sobre qué significa para vosotros "negociar" en torno al sexo y cómo hacerlo de forma respetuosa y consciente.
Evita culpar a tu pareja o a ti mismo por no tener más sexo. A la hora de hablar sobre tus sentimientos, es importante que lo hagas desde tu experiencia personal, usando un lenguaje en primera persona. Puedes decir, por ejemplo: “Yo me siento…”, y a continuación nombrar la emoción concreta. También puedes explicar en qué situaciones sientes esa emoción. Por ejemplo: “Me siento triste cuando intento iniciar sexo y me rechazas”, o “Me siento decepcionado y pienso que estoy fallando como marido cuando no tenemos relaciones sexuales con regularidad”. Sé claro y directo.
Es común que muchos hombres busquen apoyo en grupos o en su círculo de amigos y familiares cuando se enfrentan a este tipo de situación. Pedir ayuda está muy bien, pero te recomendaría que no recurras a personas cercanas con la intención de que hablen con tu pareja por ti o para comentar vuestra vida íntima como forma de evitar tener esa conversación tú directamente. Aunque puede parecer que compartir esa ansiedad con otros alivia un poco el peso, involucrar a personas no profesionales puede acabar complicando más la situación.Esto también puede ser una forma inconsciente de intentar resolver el problema sin enfrentarte al malestar que te produce hablar con tu pareja. Lo que sí es muy recomendable es acudir a un terapeuta sexual cualificado o participar en grupos de apoyo con otras personas que estén viviendo situaciones similares. Eso puede darte herramientas reales para avanzar.
Referencias:
Donnelly, D. A. (1993). Sexually Inactive Marriages. Journal of Sex Research, 30(2), 171-179. https://doi.org/10.1080/00224499309551698
Donnelly, D. A., & Burgess, E. O. (2008). The Decision to Remain in an Involuntarily Celibate Relationship. Journal of Marriage and Family Therapy, 70(2), 519-535. https://research.ebsco.com/c/udgvh3/viewer/html/wveabcy7nz
Burdenski, T. (2017). Sexual Intimacy. In the sage encyclopedia of marriage, family, and couples counseling (Vol. 4, pp-1535-1538). SAGE Publications, Inc, https://doi.org/10.4135/9781483369532.