Burnout y disminución del deseo sexual, ¿por qué pasa?
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Si todavía no has oído el concepto de síndrome de burnout, es porque lo conocías como el "síndrome del trabajador quemado", pero lo que es universal para todo el mundo es que se trata de un fenómeno cada vez más común en nuestra sociedad. Se habla de sus consecuencias en el ámbito laboral: mayor estrés en el espacio de trabajo, síntomas de irritabilidad, disminución de la paciencia o incluso sentimientos de frustración. Así que te puedes imaginar que este síndrome es el enemigo de las oficinas.
Pero es que sus efectos no solo repercuten en el ámbito profesional, sino que también tienen un impacto directo en la salud general y en las relaciones íntimas. Así que nos hemos propuesto poner sobre la mesa todo lo que tienes que saber sobre el burnout en este artículo y por qué es importante que lo combatas para tener una vida sexual (y general) más feliz y plena.
Empecemos por la definición: el síndrome de burnout es una respuesta al estrés laboral crónico, caracterizada por agotamiento físico y mental, despersonalización y una percepción de baja eficacia personal. Como te comentamos, este estado no solo se expresa en el área de trabajo, sino que también puede desencadenar consecuencias físicas y emocionales. Se trata de un desgaste acumulado que afecta al bienestar general y que puede ir desde problemas digestivos hasta trastornos del sueño.
Cuando una persona se siente constantemente quemada, su estado de ánimo se ve comprometido, lo que suele derivar en irritabilidad, apatía y una menor capacidad para disfrutar de actividades que normalmente le hacen disfrutar. Y como el cuerpo y la mente están tan conectados, si una persona padece este síndrome durante mucho tiempo, puede llegar a sufrir una bajada de defensas.
Sí, las investigaciones han demostrado que el síndrome de burnout debilita el sistema inmunológico, haciendo que las personas sean más susceptibles a infecciones y enfermedades crónicas. El estrés prolongado provoca una liberación constante de cortisol, (la hormona del estrés) lo que suprime la respuesta inmunitaria. Esta situación no solo afecta a la salud física, sino que también genera un círculo vicioso de malestar y fatiga que influye negativamente en la energía necesaria para mantener una vida íntima saludable, entre otras esferas.
Un sistema inmunológico que se ve afectado por este estado también influye en la percepción de bienestar general. Y es que algo que “nace” en el trabajo puede generar agotamiento y dificultar las relaciones satisfactorias en la esfera íntima. En este contexto, sentirse quemado se convierte en un obstáculo tanto para la salud como para el disfrute personal. Pero sobre ello hablaremos detenidamente en el siguiente punto.
La salud sexual abarca el bienestar físico, emocional, mental y social en relación con la sexualidad. Y aunque muchas personas siguen tratando su vida íntima como algo secundario, la sexualidad es un pilar fundamental de nuestra salud y requiere que le prestemos atención y cuidados para que, entre otras muchas cosas, podamos disfrutar de experiencias satisfactorias y seguras. Sin embargo, como te hemos adelantado anteriormente, el síndrome de burnout puede perturbar gravemente este equilibrio.
Cuando te sientes quemado, tu energía mental y física se consume casi por completo en enfrentarte a ese estrés, dejando poco espacio para el deseo sexual. Y aunque muchos crean que solo afecta a la frecuencia de las relaciones íntimas, también ataca a la calidad de los encuentros. Y es que hay personas que pueden llegar a experimentar falta de interés, dificultad para alcanzar la excitación o el orgasmo, e incluso dolor durante las relaciones íntimas debido a la tensión acumulada.
El estrés prolongado asociado al burnout altera la producción hormonal, y nuestra libido depende de estas hormonas. Así por ejemplo, altos niveles de cortisol pueden inhibir la producción de hormonas sexuales como la testosterona, esencial tanto en hombres como en mujeres para mantener el deseo sexual. Por lo tanto, el desequilibrio hormonal se convierte en un obstáculo para disfrutar de la intimidad¹.
Además, el aumento del cortisol y la disminución de oxitocina, la llamada "hormona del amor", afectan negativamente la conexión emocional en pareja, lo que puede exacerbar problemas de comunicación e insatisfacción en las relaciones². ¿Entonces los problemas de pareja pueden tener que ver con lo quemado que estás en el trabajo? Atento al siguiente punto.
Aunque el síndrome de estar quemado afecta principalmente a la persona que lo padece, sus efectos también lo sufren las personas que la rodean, especialmente las relaciones de pareja. Entre las consecuencias principales, tenemos que destacar la desconexión emocional y física, combinada con un estado de ánimo deprimido, que deriva en conflictos, malentendidos y mayor distancia en la relación.
De hecho, tenemos que destacar que el malestar asociado al burnout puede hacer que la comunicación sobre tus necesidades y deseos sexuales se deteriore. Muchas parejas evitan hablar del tema por vergüenza o miedo a agravar el conflicto, lo que a menudo, paradójicamente, empeora la situación. El silencio deriva en un ciclo de insatisfacción y resentimiento que perjudica la relación en todos los aspectos³.
En este contexto, es esencial que ambas partes mantengan o desarrollen una especial empatía para poder plantear soluciones en conjunto. Para muchas parejas, es clave comprender que el burnout es un estado temporal y reversible y no un reflejo de desinterés personal o falta de amor. De esta forma, se consigue más fácilmente reconstruir la confianza y la conexión si se han visto afectadas⁴.
El estrés crónico derivado del burnout también puede manifestarse en disfunciones sexuales, y en el caso de los hombres, la lista no es precisamente corta. La falta de deseo es solo una de las posibles consecuencias, pero también pueden surgir problemas como:
Disfunción eréctil: un estrés prolongado puede llegar a provocar cambios vasculares y neurológicos e incluso psicológicos.
Falta de control eyaculatorio: bien sea por un aumento de la sensibilidad al estrés y pérdida de control en los reflejos eyaculatorios en el caso de la eyaculación precoz; o por una disminución de la excitación sexual y desconexión emocional en el caso de la eyaculación retardada.
Anorgasmia: en algunos casos, se produce una intensa desconexión psicológica entre la pareja que también influye en la disminución de la sensibilidad en la zona genital.
La ansiedad y la presión relacionadas con el burnout dan lugar a un círculo vicioso: el miedo al "fracaso" durante el sexo aumenta el estrés, lo que a su vez dificulta el disfrute de la intimidad. Esto refuerza la desconexión y reduce aún más el deseo de buscar y tener encuentros sexuales⁵.
Puede que no sea fácil, pero tampoco imposible. Queremos que tengas en cuenta que superar el impacto del burnout en la salud sexual requiere del compromiso de ambos, además de que tengáis en cuenta estrategias para reducir el estrés en la relación de pareja y la autoestima. ¿Qué podéis hacer?:
El primer paso es abordar el estrés subyacente. Podéis probar terapias o técnicas como el mindfulness, el yoga o la meditación, útiles para reducir el malestar emocional. Pero no solo es necesario esto, también es fundamental cuidar el descanso, la alimentación y la actividad física para mejorar la energía y el bienestar general.
Dedicar tiempo a actividades no sexuales que fortalezcan la relación, como pasar tiempo juntos, practicar hobbies compartidos o simplemente hablar sin distracciones, es decir, dedicar tiempo de calidad ayuda a reconstruir la intimidad emocional. Una vez que se restablezca esta conexión, es más fácil recuperar la intimidad física.
Si las disfunciones sexuales persisten, es hora de plantearse acudir a un sexólogo o terapeuta de pareja para que os ayude a identificar y superar las barreras que os habéis encontrado. Este enfoque profesional os va a permitir trabajar tanto en el nivel físico como en el psicológico para mejorar la satisfacción sexual y general de la pareja.
Puede que no te hayas visto nunca en la situación que hemos descrito durante el artículo, pero tener herramientas preventivas es esencial para que tu relación sentimental no se vea comprometida en ningún momento.Para prevenir las consecuencias del burnout en la salud sexual tenemos que saber reconocer las señales de alarma antes de que el estrés se vuelva crónico.
Por eso, es importante establecer límites saludables en el trabajo, practicar técnicas de relajación y buscar apoyo cuando sea necesario. Además, en la esfera sentimental, mantén siempre una comunicación clara y sincera con tu pareja sobre las necesidades emocionales y físicas para detectar problemas a tiempo, evitando que el estrés laboral se convierta en una barrera para el bienestar íntimo.
El burnout y su impacto en la salud sexual son temas que merecen más atención de la que reciben actualmente, ya que no solo afecta a la persona que lo padece, sino también a sus relaciones y calidad de vida. Aprendamos a reconocer los síntomas y buscar soluciones para recuperar el equilibrio y disfrutar plenamente de la intimidad. Porque una vida sexual plena, es una vida de calidad.
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Maslach, C., & Leiter, M. P. (2016). Understanding the burnout experience: recent research and its implications for psychiatry. World psychiatry : official journal of the World Psychiatric Association (WPA), 15(2), 103–111. https://doi.org/10.1002/wps.20311
Cohen, S., & Wills, T. A. (1985). Stress, social support, and the buffering hypothesis. Psychological Bulletin, 98(2), 310–357. https://doi.org/10.1037/0033-2909.98.2.310
McEwen B. S. (1998). Protective and damaging effects of stress mediators. The New England journal of medicine, 338(3), 171–179. https://doi.org/10.1056/NEJM199801153380307