
La importancia del juego previo para una conexión más profunda
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El juego previo, también conocido como preliminares, es una parte fundamental de los encuentros íntimos, aunque en muchas ocasiones se le reste importancia. De hecho, el simple hecho de que se le llame juego previo o preliminar, da a entender que sí o sí precede a algo, cuando para muchas parejas, las prácticas y juegos asociados a los preliminares son más satisfactorios que lo que viene después.
Y es que entender el papel de estás dinámicas y prácticas que suelen darse antes de la penetración suele ser de gran utilidad para comprender cómo funciona la satisfacción sexual de la pareja. Por eso, a continuación, exploraremos por qué el juego previo es más fundamental de lo que parece y cómo influye en la excitación y en la respuesta sexual. Además de comentar qué estrategias son las mejores para potenciarlo.
El juego previo no es solo la fase de preparación para el encuentro sexual, sino que es, de por sí, parte de la relación sexual, lo que implica que los juegos, posturas y prácticas que se realizan en este momento producen satisfacción e influye en el bienestar de ambos miembros de la pareja. Para que te hagas una idea, la excitación es un proceso progresivo, por lo que todos los juegos, la tensión que se acumula y la comunicación que se tiene en esta fase ayuda a activar los mecanismos fisiológicos que facilitan el placer y la relajación tanto en ellos como en ellas. Por no hablar de que también tiene el potente efecto psicológico de crear el ambiente y hacerte sentir en tu salsa.
Desde una perspectiva estrictamente biológica, el juego previo es el responsable de permitir una mejor lubricación en las mujeres y una mayor respuesta eréctil en los hombres, lo que reduce la incomodidad y el dolor durante la penetración (Levin & van Berlo, 2004). Además, el contacto físico que se establece durante esta etapa estimula la liberación de oxitocina, la famosa hormona relacionada con el apego y el placer, lo que ayuda a fortalecer el vínculo afectivo y predispone al cuerpo y la mente a pasárselo bien.
Vamos a romper un mito: el deseo sexual no siempre surge de manera espontánea. En muchos casos, necesita ser… estimulado. De hecho, esto es algo que nos diferencia bastante entre nosotros, ya que algunos son más proactivos y otros más reactivos. Vale, puede que no lo entiendas dicho así, pero si te digo que unos somos más lanzados y a otros les gusta más que les calienten… Lo entiendes mejor, ¿verdad?
Para el segundo tipo de persona, muchas veces es necesario que se genere una excitación que vaya aumentando progresivamente a través de caricias, besos o palabras sensuales que activan las zonas erógenas. Para que veas que no nos lo estamos inventando: según un estudio de Wise, Frangos y Komisaruk (2017), la estimulación previa no solo mejora la intensidad de los orgasmos sino que prolonga la sensación de placer.
Todos buscamos placer físico cuando nos acostamos, pero más allá del aspecto “carnal”, los preliminares también permiten fortalecer el vínculo emocional con la pareja. Y es que la intimidad es más que un acto físico; es una experiencia compartida en la que la comunicación y la confianza son protagonistas. No exageramos: un estudio publicado en el Journal of Sex Research indica que las parejas que dedican más tiempo al juego previo puntúan niveles más altos de satisfacción en sus relaciones (Frederick et al., 2016).
Así que, si eras de los que no le daba espacio e importancia a los preliminares, aquí tienes otra excusa para empezar a hacerlo. Pero, ¿te cuesta? No te preocupes que vamos a dedicarnos a darte consejos en el resto de este post. Acuérdate de coger papel y boli.
Cada persona es un mundo. Y cada persona tiene zonas del cuerpo que son especialmente sensibles a cierta estimulación. Todos conocemos las archiconocidas, como el cuello, las orejas, la parte interna de los muslos y, por supuesto, los genitales. Pero que esas sean las más famosas no quiere decir que sean las más placenteras para ti o tu pareja. Así que,tómate el tiempo para explorar y descubrirqué tipo de caricias te dan más placer, qué partes te resultan más agradables y cuáles son las zonas prohibidas de tu pareja.
Siempre es buena ocasión para recordarte que hablar sobre deseos, fantasías y límites es esencial para que ambos os sintáis cómodos y conectados. Y es que expresar lo que nos gusta y escuchar a la otra persona (sin juicios) también es parte de la erótica de los juegos previos y que estos sean mucho más placenteros y satisfactorios.
El contexto influye en la excitación. Y a veces solo basta con tener en cuenta esos pequeños detalles, como una iluminación tenue, algo de música sensual y aromas agradables que ayudan bastante a potenciar la experiencia. Según la teoría del condicionamiento sensorial, existen ciertos estímulos que pueden asociarse con el placer, por lo que si eliges cuidadosamente el ambiente protagonista de vuestra noche de pasión aumentarás la receptividad de tu pareja a los juegos de antes y los de después...
Como podrás imaginarte, no hay una duración estándar, ya que cada pareja y cada encuentro son diferentes. Sin embargo, la ciencia tiene algo que aportar al asunto: un estudio realizado por Lindgren et al. (2008) descubrió que el tiempo promedio que duran los preliminares en las parejas más satisfechas oscila entre 15 y 25 minutos.
Esto no quiere decir que tengas que cumplirlo a rajatabla, pero si eres de esos que andan un poco desorientados, aquí tienes el tiempo que puedes dedicarle a esta estimulación mutua. Y es que estos juegos no solo mejoran la calidad del encuentro, sino que también incrementa la probabilidad de alcanzar el orgasmo.
El juego previo no es solo la antesala del “sexo real”, sino que es en sí una parte esencial de la experiencia. Y es que sus beneficios van desde mejorar la excitación hasta fortalecer la conexión con tu pareja. ¡Incluso hemos visto que hay evidencias de sobra respaldadas por la ciencia! Así que es hora de integrar prácticas que fomenten el placer mutuo y la comunicación para que tu vida sexual y la de tu pareja traspasen todos los límites que habéis conocido hasta ahora.
Frederick, D. A., Lever, J., Gillespie, B. J., & Garcia, J. R. (2016). What keeps passion alive? Sexual satisfaction is associated with sexual communication, mood setting, sexual variety, oral sex, orgasm, and sex frequency in a national U.S. study. Journal of Sex Research, 54(2), 186-201. doi: 10.1080/00224499.2015.1137854
Wise, N. J., Frangos, E., & Komisaruk, B. R. (2017). Brain Activity Unique to Orgasm in Women: An fMRI Analysis. The journal of sexual medicine, 14(11), 1380–1391. https://doi.org/10.1016/j.jsxm.2017.08.014
Levin, R. J., & van Berlo, W. (2004). Sexual arousal and orgasm in subjects who experience forced or non-consensual sexual stimulation -- a review. Journal of clinical forensic medicine, 11(2), 82–88. https://doi.org/10.1016/j.jcfm.2003.10.008
Lindgren, K. P., Parkhill, M. R., George, W. H., & Hendershot, C. S. (2008). GENDER DIFFERENCES IN PERCEPTIONS OF SEXUAL INTENT: A QUALITATIVE REVIEW AND INTEGRATION. Psychology of women quarterly, 32(4), 423–439. https://doi.org/10.1111/j.1471-6402.2008.00456.x