
Pausas activas saludables en el trabajo (la vuelta a la rutina)
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Tiempo de lectura 5 min
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La vuelta a la rutina, después de vacaciones o de un periodo de desconexión, suele venir cargada de listas interminables de tareas, reuniones que se acumulan y la sensación de que el día no tiene suficientes horas. En medio de este ritmo frenético, es muy común descuidar aspectos básicos de nuestra salud. Pero esto se agrava cuando hablamos de los hombres, ya que muchos pasan por alto hacer pausas activas en el trabajo, que no solo ayudan a liberar tensión física y mental, sino que también son clave para mantener la concentración, prevenir molestias corporales y mejorar la calidad de vida a largo plazo. Y sí, también influye positivamente en la vida sexual. Así que atento.
Como psicólogo especializado en bienestar masculino, veo con frecuencia cómo la falta de estos pequeños descansos se traduce en fatiga, dolores musculares e incluso problemas relacionados con el rendimiento personal e íntimo. Y como incorporar microhábitos de autocuidado en la jornada laboral es mucho más sencillo de lo que parece, parece casi un delito que no se implemente, ya que suele ser lo que ayuda a que tengas cubierta al 100% tu salud de forma integral.
Las pausas activas son descansos breves que combinan movimiento, respiración consciente y desconexión mental. No me digas eso de “en mi trabajo no puedo perder tiempo”, porque estas pausas breves son en realidad una forma de invertir en más energía y mejor productividad. De hecho, distintos estudios han demostrado que los descansos planificados mejoran el rendimiento cognitivo, reducen el estrés y previenen dolores musculoesqueléticos (Dababneh et al., 2001).
Cuando permanecemos muchas horas seguidas frente al ordenador, el cuerpo y la mente entran en un estado de tensión constante. Esa sobrecarga no solo afecta al cuello, la espalda o la vista, también incrementa los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que a la larga impacta en el descanso nocturno, el estado de ánimo y la salud íntima. ¿No te ha pasado nunca que cuando has estado muy estresado has rendido peor en la cama?
Si algo favorece la rigidez muscular y los problemas de circulación es estar sentado largas horas. Luego, claro está, esto se ve reflejado en la cama, donde una buena circulación es clave. Algo tan sencillo como hacer una pausa activa de 5 minutos cada hora ayuda a relajar los hombros, estirar la columna y activar la circulación en las piernas. Así, reduces el riesgo de lumbalgias, calambres y molestias articulares.
A veces, moverse no quita energía, sino que la “desbloquea”. Y es que moverte un poco rompe con la sensación de fatiga acumulada y te ayuda a sentirte activo. Algo tan sencillo como levantarte, caminar unos metros o realizar un par de estiramientos libera endorfinas y devuelve la sensación de vitalidad que solemos buscar en cafés o bebidas energéticas.
Si antes hablábamos de que moverse activa el cuerpo y la energía, el trabajo continuo sin descanso favorece la fatiga cognitiva, como si nos apagara la mente o nos dejara en stand by. Esto se traduce en una especie de saturación mental que dificulta la concentración y nos vuelve más irritables. Las pausas activas introducen un “reset” que ayuda a ordenar pensamientos y reducir la ansiedad.
Además, al combinar respiración profunda con movimiento, activas el sistema nervioso parasimpático, encargado de la relajación. Esto no solo ayuda a afrontar el resto de la jornada con más calma, sino que también repercute positivamente en otros ámbitos de la vida: desde el descanso nocturno hasta la autoconfianza en las relaciones personales y sexuales.
En mi experiencia en consulta, suelo insistir en que la salud mental y la salud íntima están más conectadas de lo que esperamos. La ansiedad de rendimiento, por ejemplo, es uno de los problemas más frecuentes en hombres, y mantener buenos hábitos de autocuidado (incluidas estas pausas) es una forma eficaz de prevenirla.
No necesitas equipamiento especial ni grandes espacios para ponerlas en práctica. Aquí te dejo algunas propuestas que recomiendo habitualmente a mis pacientes:
Estiramiento de cuello y hombros: lleva la barbilla al pecho, luego hacia cada lado suavemente.
Movilidad de muñecas: ideal para quienes usan mucho el teclado. Haz giros lentos en ambas direcciones.
Mini paseo consciente: levántate y da un paseo corto, prestando atención a la respiración.
Respiración cuadrada (box breathing): inhala en 4 segundos, mantén 4, exhala en 4, mantén 4. Perfecta para bajar las pulsaciones.
Ejercicio de piernas: ponte de pie y haz elevaciones de talones para activar la circulación.
Lo importante no es la duración, sino la constancia: mejor varias pausas breves repartidas en el día que un descanso largo que nunca llega. Estoy seguro de que eres más que capaz de sacar unos huecos durante tu día para estas recomendaciones.
Puede que al principio no parezca evidente, pero la relación es clara: un cuerpo tensionado y una mente saturada no funcionan bien ni en el trabajo ni en la intimidad. El estrés prolongado afecta al flujo sanguíneo y a la producción hormonal, lo que puede derivar en dificultades de erección o disminución del deseo.
Aquí es donde entra la importancia de una visión integral del autocuidado. Además de las pausas activas, existen herramientas diseñadas para ayudar a los hombres a gestionar mejor su bienestar íntimo. Por ejemplo, dispositivos como el MYHIXEL Ring pueden convertirse en tus aliados definitivos cuando tenemos problemas circulatorios o cuando la ansiedad de rendimiento hace acto de presencia.
Este anillo es un recurso práctico que, combinado con buenos hábitos diarios, reduce la tensión mental y favorece una mayor confianza en uno mismo.
Si nunca antes has realizado estas pausas puede que te preguntes de qué forma puedes implementarlas en tu día a día, pero no tiene por qué ser complicado. Te propongo un esquema sencillo para empezar:
Mañanas: 2 pausas de 5 minutos cada una, enfocadas en movilidad y respiración.
Mediodía: una pausa más larga de 10 minutos, ideal para caminar o hacer estiramientos de cuerpo completo.
Tardes: 2 pausas breves, una centrada en la vista (ejercicio 20-20-20: mirar a 20 metros durante 20 segundos cada 20 minutos) y otra en piernas y espalda.
Si además integras recordatorios en el móvil o en el calendario, evitarás que el trabajo te absorba por completo y empezarás a notar resultados en cuestión de semanas.
El inicio del curso laboral se vive con cierto desánimo. Es normal. Pero también puede ser el momento perfecto para establecer nuevos hábitos de bienestar. Las pausas activas son una de esas pequeñas prácticas que, aunque pasan desapercibidas, generan cambios más importantes de lo que creemos en nuestra salud física, mental e íntima. Porque invertir unos minutos en ti mismo a lo largo de la jornada laboral no es un lujo, es una necesidad.
Las pausas activas no son sólo un recurso ergonómico, sino una auténtica herramienta de prevención y bienestar integral. Nos ayudan a mantener la mente clara, el cuerpo en movimiento y, a la vez, refuerzan la confianza en nuestra vida íntima.
La vuelta a la rutina es, por tanto, una excelente oportunidad para comenzar a escucharte más y cuidar de ti mismo en todos los niveles. Porque el bienestar no significa que tengas que hacer grandes cambios o inversiones muy costosas, sino de pequeños gestos diarios que, sumados, transforman tu calidad de vida.
Dababneh, A., Swanson, N., & Shell, R. (2001). Impact of added rest breaks on the productivity and well being of workers. Ergonomics, 44(2), 164–174. https://doi.org/10.1080/00140130150201091