
¿Aumenta el deseo sexual con más horas de luz?
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El cambio de estación no solo cambia los paisajes y el clima, también afecta directamente a nuestro estado de ánimo, nuestra rutina y, sí, a nuestro deseo sexual. Con la llegada del buen tiempo y el incremento de horas de luz solar, muchas personas confiesan notar una mayor energía, una actitud más positiva… y una libido más “despierta”. Pero, ¿es esto solo una percepción o tiene base científica?
Como sexólogo, he escuchado muchas veces tanto fuera como dentro de consulta frases como “con el verano me siento más caliente” o “cuando hay más sol, me apetece más tener sexo”. Y tiene sentido. Pero si quieres entender el porqué, en este artículo te explico el fundamento de esta sensación, cómo influye la luz solar en el deseo sexual y qué papel juegan las hormonas, el estado de ánimo y la conexión con el cuerpo. Y si eres de los que les pasa justo lo contrario… quédate hasta el final.
El deseo sexual es un fenómeno biopsicosocial. ¿Qué? Pues que depende de factores biológicos, emocionales, contextuales y de las relaciones. Uno de esos factores, aunque a veces lo pasamos por alto, es la exposición a la luz natural.
Con más horas de sol, nuestro cuerpo produce más serotonina y dopamina, neurotransmisores relacionados con el placer, la motivación y el bienestar general (Lambert et al., 2002). Y como es lógico, cuando estamos de mejor humor, más relajados y con más energía, es más probable que el deseo sexual surja con naturalidad.
Además, hay estudios que muestran cómo los niveles de testosterona —una hormona clave en el deseo sexual tanto en hombres como en mujeres— pueden aumentar con la exposición a la luz solar (Waldhauser et al., 1988). Esto no significa que todos nos convirtamos en máquinas del sexo cuando llega el verano, pero sí puede explicar por qué sentimos mayor disponibilidad al erotismo en primavera y verano.
Una de las grandes protagonistas de este fenómeno es la vitamina D, que el cuerpo fabrica al recibir luz solar directa. La vitamina D no solo fortalece los huesos y el sistema inmunitario, también parece estar relacionada con los niveles de testosterona y, por tanto, con el deseo sexual masculino (Pilz et al., 2011).
De hecho, varios estudios han señalado que una deficiencia en vitamina D puede asociarse con baja libido, fatiga sexual y disfunción eréctil. Aunque aún se necesitan más investigaciones para entender completamente el vínculo, todo apunta a que salir a tomar el sol (con precaución) podría ser un buen aliado para fomentar un mayor deseo.
Más allá de lo hormonal, el aumento del deseo sexual en los meses con más luz también tiene que ver con factores psicológicos y sociales. Con el calor cambiamos de ropa, enseñamos más piel, estamos más expuestos… y todo eso tiene un efecto directo en nuestra autoimagen corporal y en la percepción del erotismo.
También es más frecuente (y posible) que tengas más vacaciones, que puedas desconectar del trabajo y recuperar espacios para el ocio, el descanso y la intimidad. Esa relajación del estrés es clave, ya que el cortisol —la hormona del estrés— es una gran inhibidora del deseo sexual. Cuando los niveles de estrés bajan, el deseo tiene más espacio para florecer.
Si atendemos a esta cuestión desde el prisma de la Sexología, podríamos decir que en verano hay un “terreno más fértil” para el deseo: mejora el estado de ánimo, nos sentimos más atractivos, disponemos de más tiempo libre y hay mayor contacto social.
La luz solar regula nuestros ritmos circadianos, es decir, nuestros ciclos de sueño, energía y producción hormonal. Cuando estos ritmos están bien alineados, nuestro cuerpo funciona mejor… y también responde mejor a los estímulos eróticos.
Cosas que ayudan a que te sientas más “disponible” o abierto al placer son dormir bien y sentirnos en sintonía con nuestros propios biorritmos. Por eso muchas personas notan que, cuando hay más horas de luz, se sienten más vivas, más activas… y más dispuestas al juego erótico.
Un estudio de Wirz-Justice et al. (1996) incluso sugiere que la terapia de luz puede mejorar el deseo sexual en personas con trastorno afectivo estacional, confirmando la poderosa influencia de la luz natural en nuestro bienestar sexual. La terapia de luz, también conocida como fototerapia, es un tratamiento que utiliza diferentes tipos de luz para tratar diversas condiciones como la regulación de los ritmos circadianos.
Sabiendo que la luz solar puede favorecer tu deseo sexual, te propongo algunas ideas para integrarlo en tu día a día:
Haz ejercicio al aire libre. El deporte libera endorfinas y mejora la percepción corporal, dos aliados del deseo.
Conecta con tu cuerpo en ambientes naturales. No te estoy pidiendo que tengas relaciones en público, pero si puedes y quieres, puedes flirtear o juguetear con tu pareja al aire libre (siempre en espacios seguros y privados), ya que esto ayuda a reforzar la conexión erótica.
Baja el ritmo. El deseo necesita espacio, tiempo y conexión. Aprovecha la pausa del verano para redescubrir tu placer sin prisas.
Aunque el deseo sexual no es igual para todo el mundo, ni sigue normas fijas, hay una realidad fisiológica y emocional que nos conecta con el entorno. Las horas de luz influyen en nuestro estado hormonal, emocional y erótico. Y aprovechar este momento del año puede ser una excelente forma de reconectar con nuestro cuerpo, con nuestras ganas… y con el placer.
Así que ya lo sabes: si notas que con el buen tiempo te sientes más sexy, más juguetón o con más apetito sexual, no es casualidad. Es biología, es psicología… y también es una oportunidad para disfrutar más de ti y de los demás.
Lambert, G. W., Reid, C., Kaye, D. M., Jennings, G. L., & Esler, M. D. (2002). Effect of sunlight and season on serotonin turnover in the brain. Lancet (London, England), 360(9348), 1840–1842. https://doi.org/10.1016/s0140-6736(02)11737-5
Waldhauser, F., Weiszenbacher, G., Tatzer, E., Gisinger, B., Waldhauser, M., Schemper, M., & Frisch, H. (1988). Alterations in nocturnal serum melatonin levels in humans with growth and aging. The Journal of clinical endocrinology and metabolism, 66(3), 648–652. https://doi.org/10.1210/jcem-66-3-648
Pilz, S., Frisch, S., Koertke, H., Kuhn, J., Dreier, J., Obermayer-Pietsch, B., Wehr, E., & Zittermann, A. (2011). Effect of vitamin D supplementation on testosterone levels in men. Hormone and metabolic research = Hormon- und Stoffwechselforschung = Hormones et metabolisme, 43(3), 223–225. https://doi.org/10.1055/s-0030-1269854
Wirz-Justice, A., Graw, P., Kräuchi, K., Sarrafzadeh, A., English, J., Arendt, J., & Sand, L. (1996). 'Natural' light treatment of seasonal affective disorder. Journal of affective disorders, 37(2-3), 109–120. https://doi.org/10.1016/0165-0327(95)00081-x