Man looking at the horizon, reflecting on loneliness and the need for a support network

La soledad masculina: cómo construir redes de apoyo para sentirte más conectado

Escrito por: Andrés Suro

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Tiempo de lectura 6 min

La soledad es una experiencia humana universal, pero cuando hablo con hombres en consulta, suelo ver un patrón muy claro: muchos no se atreven a reconocerla. No porque no la sientan, sino porque se nos ha enseñado a verla como un signo de ‘debilidad’.

Y es que, a pesar de que la soledad es un fenómeno que todos sentimos en distintos momentos de nuestra vida, la soledad masculina, es en muchas ocasiones una soledad aprendida. Puede que te preguntes: ¿cómo “aprende” uno a sentirse solo?

Entonces es cuando resuena en tu cabeza eso seguramente oíste de pequeño: “Un hombre de verdad no necesita ayuda. Si quieres que algo funcione tienes que arreglarlo tú mismo.”

Hacerte mayor y quedarte solo


El resultado es más que evidente: generaciones de hombres al llegar a la adultez se han desarrollado solamente vínculos superficiales, poca intimidad emocional y la sensación persistente de no sentirse plenamente ‘conectados’ con los demás, incluso cuando están rodeados de gente.

Según un estudio de la Universidad de Harvard (2021), los hombres adultos reportan niveles de soledad significativamente mayores que los de las mujeres, especialmente a partir de los 35 años. Si lo analizamos en profundidad, esto coincide con etapas vitales donde las amistades suelen dispersarse por temas de trabajo, una nueva vida en pareja o la paternidad, dejando pocos espacios de confianza real. Es como si los hombres no cultivaran ni cuidaran sus espacios de apoyo y, simplemente, se dejaran llevar.

Consecuencias de la soledad masculina en la salud mental y física


Está claro que uno de los mayores tabúes para la mayoría de hombres sigue siendo pedir ayuda o mostrarse vulnerables. No es solo una cuestión de orgullo, sino de socialización: desde la infancia, muchos han aprendido que expresar emociones es sinónimo de perder el control o ser menos masculino.

Esta ‘rigidez emocional’ tiene un precio: la soledad masculina afecta tanto a la salud mental como a la física. Un estudio realizado por Lear y Dorstyn (2024) demuestra que la falta de apoyo social se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, el insomnio y el deterioro cognitivo.

En consulta, lo vemos reflejado en hombres que llegan a terapia cuando ya están al límite. Los síntomas: estrés crónico, irritabilidad, sensación de vacío o pérdida de propósito. Algunos incluso acuden a terapia por la insistencia de sus parejas o seres cercanos, ya que son incapaces de reconocer o aceptar que necesitan ayuda. Lo que subyace muchas veces es la falta de conexión emocional y complicidad con otros.

Como psicólogo y sexólogo quiero que te quedes con un mensaje muy claro: aprender a pedir apoyo no es un signo de debilidad, sino de madurez. Supone reconocer los propios límites y abrirse a una forma más humana y saludable de estar en el mundo.

Los vínculos entre hombres: más necesarios que nunca


Durante décadas, el modelo de amistad masculina se ha basado en el compañerismo, el humor o los intereses compartidos. No me malinterpretes, son puntos esenciales a la hora de construir un vínculo, pero suele faltar una pieza clave: la intimidad emocional. Muchos hombres pueden pasar años compartiendo momentos con amigos sin hablar nunca de cómo se sienten realmente. No es un capricho, es una necesidad.

Por eso mismo, para cambiar este aspecto tan básico de la amistad, es necesario reforzar las redes de apoyo entre hombres porque, una vez más, la conexión emocional no te quita masculinidad; en cualquier caso, la aumenta.

Varios estudios confirman que los hombres con redes sociales sólidas tienen niveles más bajos de estrés y depresión (Umberson & Montez, 2010). Algo tan básico como sentirse escuchado y comprendido tiene un efecto regulador sobre el sistema nervioso y sobre la autoestima.

Y es que los vínculos entre hombres, cuando son genuinos, actúan como una especie de pilar emocional además de ser una fuente de identidad compartida. Por eso, crear espacios donde hablar sin prejuicios es esencial, ya sea con amigos, en terapia o en grupos de apoyo.

La soledad moderna: hiperconectados, pero distanciados


Podríamos pensar que las redes sociales nos han conectado más que nunca, pero paradójicamente, también han intensificado la sensación de aislamiento: muchas personas han sustituido las conversaciones cara a cara por interacciones digitales: un “like”, un mensaje rápido o un grupo de WhatsApp. Estos recursos, aunque son útiles, dan una falsa sensación de conexión.

Por ende, si volvemos a mencionar el concepto de ‘soledad masculina’ aplicada a la era digital, vemos cómo se convierte en un fenómeno aún más silencioso porque está camuflada detrás de pantallas: no se ve, pero se siente en el cuerpo: en el desánimo constante, el insomnio o la falta de motivación.

Que quede claro: las relaciones que se mantienen a través de las redes son un punto de contacto, pero no podemos permitir que éstas sustituyan a la presencia física, el afecto o los contactos con nuestros seres queridos. Me refiero a quedar con un amigo para hablar sin distracciones y compartir preocupaciones e inquietudes.

Ejemplos de redes de apoyo que funcionan

Reconstruir una red de apoyo no es algo que ocurra de un día para otro, pero es posible. Si eres de los que nunca ha pedido ayuda o se ha desahogado con un amigo, te dejo algunos pasos que suelo proponer en terapia:

  1. Identifica a las personas seguras de tu entorno. Me refiero a aquellas con las que te sientes libre de ser tú mismo, sin miedo al juicio.

  2. Aprende a comunicar desde la vulnerabilidad. En vez de responder siempre con el clásico “todo bien”, atrévete a decir “últimamente, me estoy sintiendo más apagado”. Es el primer paso para generar una cercanía real.

  3. Cultiva la constancia. Las relaciones necesitan cuidado. Envía ese mensaje que te cuesta enviar, propón planes para veros cara a cara, retoma contactos que eches de menos... La conexión se nutre de pequeños gestos que no cuestan tanto.

  4. Busca espacios donde puedas compartir tus inquietudes con otros hombres. Inscribirse en talleres o actividades deportivas, pueden ser muy buenas iniciativas como punto de partida.

  5. Si te cuesta, busca apoyo profesional. Empezar un proceso terapéutico te ayudará a identificar tus bloqueos y aprender nuevas formas de vincularte.

Soledad y propósito: recuperar el sentido de pertenencia


Una parte fundamental de superar esa soledad masculina no deseada es recuperar el sentido de pertenencia. Es decir, sentir que formas parte de algo —una comunidad, un grupo, un proyecto— para fomentar y potenciar tu autoestima.

El propósito no siempre tiene que ser muy ambicioso. Como te adelantaba, a veces está en cosas pequeñas: un grupo de amigos que se reúne semanalmente, un voluntariado o un hobby compartido... Todo vale.

Porque si algo podemos sacar en claro es que la identidad masculina necesita flexibilizarse para ver la sensibilidad, la empatía y la necesidad de apoyo como rasgos positivos, no como defectos. Cuando los hombres se permiten ser más auténticos, se vuelven también más libres.

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Romper el estigma: pedir ayuda también es cuidar de ti


Afortunadamente, cada vez más hombres están rompiendo el tabú de la soledad y acudiendo a terapia para aprender a relacionarse de otra manera. La ayuda psicológica no está reservada para los momentos de crisis: también puede ser una herramienta de crecimiento y autoconocimiento. No esperes a estar en el punto más crítico para pedir ayuda.

El simple hecho de hablar de lo que sientes, ponerle nombre y compartirlo alivia una carga enorme. No estás solo por sentirte solo. Lo estás porque no te han enseñado a conectar de otra forma. Pero se puede aprender, y hacerlo mejora tu bienestar en todos los niveles.

¿Has sentido alguna vez esa desconexión? Cuéntanos tu experiencia o descubre más artículos sobre bienestar masculino en nuestro blog de salud sexual.

Referencias

  • Harvard Study of Adult Development. (2021). The secret to happiness revealed: Relationships keep us healthy and happy throughout life. The Harvard Gazette.

  • Lear, J. T., & Dorstyn, D.-S. (2024). Moderators of loneliness and mental health in men: A systematic review with meta-analysis.Psychology of Men & Masculinities, 25(3), 252–263. https://doi.org/10.1037/men0000481 

  • Umberson, D., & Montez, J. K. (2010). Social relationships and health: a flashpoint for health policy. Journal of health and social behavior51 Suppl(Suppl), S54–S66. https://doi.org/10.1177/0022146510383501 

Andrés Suro

Autor: Andrés Suro  (Sexual Coach at MYHIXEL)


Psicólogo especializado en el ámbito social y experto en sexología aplicada a la educación.

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