
¿Qué es el punto G masculino?
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Tiempo de lectura 5 min
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Si hablamos del placer sexual masculino, estoy seguro de que lo primero en lo que vas a pensar es en la estimulación del pene. Bien sea individualmente o en pareja, con prácticas como el sexo oral o mediante la penetración. Y es que el placer del hombre ha sido tradicionalmente asociado a este tipo de estimulación exclusivamente.
Pero, ¿tú también has oído hablar de un punto clave en la anatomía masculina que puede proporcionar una experiencia orgásmica más intensa? Me refiero a ese famoso ‘punto G’ masculino. Si creías que era un mito, tengo una noticia que darte: ¡existe de verdad! Así que, si te interesa potenciar tus experiencias íntimas, acompáñame en este artículo para descubrir qué es, dónde se encuentra y cómo estimularlo correctamente.
El punto G del hombre es un término que se ha popularizado para referirse a la glándula prostática. Vamos a darle un repaso muy sencillo a la anatomía masculina: la próstata es un órgano del tamaño de una nuez ubicado justo debajo de la vejiga que rodea la uretra. Su función principal es la producción de líquido prostático, esencial para la composición del semen.
Vale, pero… ¿de qué me sirve saber esto? Pues es que desde el punto de vista de la sexología, la próstata es una de las zonas erógenas más sensibles del cuerpo masculino. De hecho, si sabes estimularla correctamente, puedes llegar a experimentar una respuesta placentera con orgasmos más intensos y duraderos que los que obtienes únicamente mediante la estimulación del pene (Burger, B., Weidner, W., & Altwein, J. E., 1999). ¿Ahora tienes más curiosidad? Te digo dónde encontrarlo.
Antes de que te asustes, te diré que la próstata puede estimularse de forma superficial y de forma profunda. Así que no te agobies si crees que esto no es para ti en un inicio. Lo primero que tienes que saber es que para localizar el punto G masculino, es necesario explorar la zona del perineo o el interior del ano. Se encuentra a unos 5 cm dentro del recto, en la pared anterior, es decir, hacia el ombligo. Al tacto, se percibe como una pequeña protuberancia de textura esponjosa.
Como te decía antes, puede que esto te pille de sorpresa, así que si prefieres una estimulación externa, tan solo tienes que masajear el perineo (el área entre el escroto y el ano) y probar a estimularte el pene con la otra mano para disfrutar de una forma más intensa y diferente. Aunque esta vía no es tan directa como la estimulación interna, te aseguro que te dará sensaciones bastante placenteras que indirectamente también activan la próstata. Pero te doy más detalles a continuación.
Este tipo de estimulación es la más delicada y la que conlleva más indicaciones. Si es tu primera vez, es conveniente que tengas en cuenta una serie de recomendaciones básicas. Los cuatro pasos esenciales para disfrutar de la experiencia sin riesgos son:
Higiene y relajación: antes de comenzar la exploración, asegúrate de que la zona está limpia y que estás cómodo y relajado. Ten en cuenta que si estás tenso, el esfínter anal va a contraerse y va a dificultar la estimulación de la próstata.
Lubricación: dado que la zona anal no cuenta con lubricación natural, no olvides utilizar un lubricante a base de agua o silicona.
Introducción gradual: una vez que sientas que tienes la zona relajada, con el dedo índice o un juguete diseñado para la estimulación prostática, realiza movimientos lentos y suaves dirigidos a la pared anterior del recto (como si quisieras acceder al ombligo desde tu recto).
Movimiento y presión: una vez localizado el punto G, puedes probar con movimientos circulares o una ligera presión para aumentar el placer.
Ten en cuenta que si es tu primera vez, puede que te resulte bastante incómoda esta estimulación. ¡No esperes tener la mejor experiencia a la primera! Sin embargo, si la estimulación interna no es lo tuyo, existen alternativas externas:
Masajear el perineo con la presión que mejor te haga sentir.
Usar vibradores diseñados para el perineo que estimulen la zona sin necesidad de inserción.
Combinar la masturbación con la estimulación del perineo para potenciar la respuesta del orgasmo.
Puede que pienses que el placer de la estimulación prostática es algo subjetivo, pero existen diversos estudios que han demostrado que la estimulación de esta región puede ofrecer múltiples beneficios para tu bienestar (Levin R. J., 2018):
Orgasmos más intensos: muchos hombres comentan experimentar una sensación diferente y más profunda en comparación con el orgasmo tradicional.
Mejora de la salud prostática: se cree que la estimulación con relativa regularidad puede favorecer el drenaje de fluidos y reducir el riesgo de inflamación prostática.
Mayor conexión con la sexualidad: la exploración del cuerpo y el placer que podemos obtener mediante su estimulación es una muy buena forma de experimentar y contribuye a conocerte mejor y disfrutar más.
Si hay algo que resulta tabú en la sexualidad del hombre es todo lo relativo a la zona del culo y el recto. Y es que a pesar de la información científica que tenemos, todavía existen múltiples mitos en torno a la estimulación de la próstata:
"Estimular la próstata te hace menos masculino": esta es una de las creencias más comunes y, al mismo tiempo, erróneas. El placer no tiene orientación sexual y la anatomía masculina está diseñada para disfrutar de diversas formas de estimulación independientemente de tu identidad sexual.
"Es doloroso o peligroso": si se realiza con medidas básicas de higiene, lubricación y paciencia, la estimulación del punto G no tiene por qué ser dolorosa ni conlleva ningún tipo de riesgos.
"Solo lo disfrutan algunas personas": es cierto que la sensibilidad varía, pero la mayoría de los hombres pueden experimentar placer a través de la próstata si se lo toman con calma y lo realizan con la técnica adecuada.
El punto G masculino es una zona erógena con gran potencial para llevar tu vida sexual a otro nivel. Su estimulación, ya sea interna o externa, no sólo te ayudará a generar orgasmos más intensos sino que contribuirá al bienestar de tu próstata. Por eso es momento de que rompamos los tabúes que siguen existiendo y exploremos nuevas formas de placer para vivir una sexualidad mucho más plena y libre de prejuicios.
Burger, B., Weidner, W., & Altwein, J. E. (1999). Prostate and sexuality: An overview. European urology, 35(3), 177–184. https://doi.org/10.1159/000019844
Levin R. J. (2018). Prostate-induced orgasms: A concise review illustrated with a highly relevant case study. Clinical anatomy (New York, N.Y.), 31(1), 81–85. https://doi.org/10.1002/ca.23006