Couple laughing together in bed, showing intimacy and joy during a romantic moment.

¿Y si reírse en la cama fuera el mejor afrodisíaco?

Escrito por: Andrés Suro

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Tiempo de lectura 3 min

Para la mayoría de nosotros, los afrodisíacos suelen estar ligados a velas, ostras, lencería, aceites o miradas llenas de intensidad. Pero hay uno que pocas veces se menciona, y que sin embargo puede ser uno de los más poderosos: la risa. Sí, reírse en la cama, en medio del sexo, antes o después. Y es que el humor en la cama (no como una forma de burlarnos del otro) puede ser no solo una herramienta de conexión, sino también un “potenciador” del deseo. ¿No sabes a qué me refiero? Vamos a explorarlo.


Reír como forma de intimidad: mucho más que complicidad


Cuando hablamos de intimidad, muchas veces pensamos en largos momentos de silencios sin necesidad de hablar, caricias lentas o confesiones vulnerables. Todas cosas muy solemnes y glorificadas por la cultura hollywoodiense. Pero la risa tiene su propio lenguaje de intimidad. Reírte con alguien es abrir la puerta a la espontaneidad, a la humanidad compartida y a la imperfección. Y es que precisamente, en el sexo, donde tantas veces nos sentimos observados, evaluados o tensos, tener la posibilidad de reírse libera de esa presión.


Porque la risa no solo relaja el cuerpo, también libera tensiones. De hecho, estudios han demostrado que el humor compartido en pareja está directamente relacionado con una mayor satisfacción sexual y afectiva (Hall, 2017). Y es que todo fluye de una manera más cómoda y relajada cuando el sexo se convierte en un espacio donde está permitido reírse, tropezarse, equivocarse y volver a intentarlo con una sonrisa.


Beneficios fisiológicos de la risa para el sexo


No es solo cuestión de actitud. Reírse genera una serie de respuestas fisiológicas que favorecen la excitación y el placer. La risa activa el sistema parasimpático, el mismo que se encarga de relajarnos y facilitar estados de descanso, digestión y excitación sexual. Además, se liberan endorfinas y oxitocina, esas hormonas que están relacionadas con el placer, el apego y el bienestar. Vamos, que todo son ventajas.


Y si esto fuera poco, reírse en pareja también disminuye los niveles de cortisol (la hormona del estrés), lo que facilita que el cuerpo se enfoque en sensaciones placenteras y no en respuestas de vigilancia o ansiedad. En resumen: menos estrés, más excitación.


Desdramatizar el sexo: menos presión, más placer


Uno de los grandes enemigos del disfrute sexual es la autoexigencia. Uno de los mayores errores que cometemos en la cama, especialmente los hombres, es buscar que todo salga "perfecto", que el cuerpo responda como esperamos o que el otro se quede fascinado. Y es que esto suele generar más tensión que erotismo. La risa, en cambio, desdramatiza.


Imagina las siguientes escenas: de repente se oye un sonido inesperado (como un pedete), o queréis practicar una postura que no sale bien… podríamos llamarlas torpezas espontáneas. Pues si ante estas situaciones reaccionáis con humor, estáis transformando el posible corte en un momento compartido, incluso cálido y cercano. Esa complicidad genera un tipo de conexión que no se encuentra en el sexo "de revista", pero sí en el sexo real, el que deja huella.

Risa y deseo: una pareja inesperada


Podría parecer que reírse es lo contrario al deseo, porque todo lo que hemos interiorizado del sexo es que es una prueba o una demostración de nuestro atractivo, como si fuera un rito sacralizado que tiene que cumplir una serie de normas muy estrictas y serias, pero no es así. El deseo no solo se nutre de lo solemne o lo intenso; también del juego, la creatividad y el placer compartido. Muchas veces, lo que reenciende el erotismo en una pareja no es una técnica nueva, sino la posibilidad de recuperar el juego.


Reírse es jugar. Y el juego, en contextos sexuales, activa la imaginación, reduce el miedo al juicio y permite salir de los guiones aprendidos. Es ahí donde muchas personas redescubren el deseo, no desde el "debería excitarme", sino desde el "me lo estoy pasando bien".


Cómo invitar a la risa a tus encuentros sexuales


No consiste en forzar el humor ni de convertir el sexo en un sketch de comedia, sino de abrir espacio para lo espontáneo. Algunas ideas son:


  • No tomarse todo demasiado en serio. Si algo no sale como esperabas, respira y sonríe. Sin más.

  • Compartir anécdotas divertidas, incluso sexuales, antes de un encuentro. Y si ha pasado algo gracioso durante ese encuentro, ¡comentadlo después!

  • Jugar con roles absurdos, acentos fingidos o pequeños guiños de humor.

  • Dejar espacio para lo torpe, lo inesperado y lo imperfecto.

Aceptar que reírse en medio del sexo no es una interrupción, sino un refuerzo de la conexión.


Conclusión: ríete y goza


Quizá sea hora de ampliar la definición de erotismo. No todo tiene que ser velas y suspiros. A veces, una carcajada a tiempo conecta más que mil gemidos fingidos. Porque cuando el deseo se mezcla con la risa, el resultado es una intimidad más libre, honesta y plena.

Déjate llevar. Ríete. Equivócate. Gózalo. Porque quizás, el mejor afrodisíaco estaba en tu risa desde el principio.

Referencias


Hall, J. A. (2017). Humor in romantic relationships: A meta-analysis. Personal Relationships, 24(2), 306–322. https://doi.org/10.1111/pere.12183

Andrés Suro

Autor: Andrés Suro  (Sexual Coach at MYHIXEL)


Psicólogo especializado en el ámbito social y experto en sexología aplicada a la educación.

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