Incontinencia masculina: causas, prevención y tratamientos
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Todavía hay una serie de temas que siguen siendo tabú cuando hablamos del hombre y su sexualidad, pero si algo nos gusta hacer en este blog es abordar estas cuestiones sin tapujos. Hoy te voy a hablar de la incontinencia urinaria, que todavía genera pudor entre muchos hombres, pero la realidad es que se trata de un problema más común de lo que pensamos. Según la European Association of Urology (2023), hasta un 16% de los hombres mayores de 40 años experimentan algún grado de pérdida involuntaria de orina a lo largo de su vida.
El problema es que solo una minoría busca ayuda profesional. Sin embargo, la buena noticia es que la incontinencia masculina tiene solución. Y cuanto antes se aborde, más fácil resulta controlarla. Es por eso que, en este artículo, quiero contarte qué la causa, cómo prevenirla y qué opciones existen para tratarla, tanto desde la medicina como desde el autocuidado diario.
La incontinencia urinaria se define como la pérdida involuntaria de orina que se produce cuando se pierde el control sobre el esfínter urinario. Aunque se suele asociar a la edad, puede aparecer a cualquier edad por distintas razones.
Existen varios tipos:
Incontinencia de esfuerzo: ocurre al toser, estornudar, reír o realizar esfuerzos físicos.
Incontinencia de urgencia: se siente una necesidad repentina e intensa de orinar que no se puede contener.
Incontinencia mixta: combina las dos anteriores.
Goteo postmiccional: pequeñas pérdidas después de orinar, frecuentes en hombres con debilidad en el suelo pélvico.
Como suele ser normal en estos casos, entender qué tipo de incontinencia se padece es el primer paso para elegir el tratamiento más adecuado. Así que, toma nota.
La incontinencia masculina puede tener múltiples causas, tanto físicas como funcionales o emocionales. Por eso es importante conocer cuáles son las más habituales:
Cirugías prostáticas: hay ciertas intervenciones, como la prostatectomía (extirpación parcial o total de la próstata), que pueden afectar los músculos y nervios que controlan la micción.
Debilidad del suelo pélvico: Estos músculos, situados en la base de la pelvis, sostienen la vejiga y ayudan a controlar la salida de orina. El sedentarismo, la edad o la falta de ejercicio específico son factores que suelen debilitarlos.
Problemas neurológicos: aunque son los menos frecuentes en hombres más jóvenes, hay una serie de enfermedades, como la esclerosis múltiple, el Parkinson o lesiones medulares, que pueden interferir con la comunicación entre el cerebro y la vejiga.
Sobrepeso y malos hábitos: el exceso de peso ejerce presión sobre la vejiga, y el consumo excesivo de alcohol, café o tabaco también puede alterar su función.
Estrés y ansiedad: el componente emocional no debe subestimarse, ya que el estrés crónico suele afectar el control muscular y agravar los síntomas.
Uso de ciertos medicamentos: algunos diuréticos, antidepresivos o antihipertensivos influyen en la frecuencia urinaria o alteran el control del esfínter.
No todas las pérdidas de orina son un signo de alarma, pero sí conviene estar atento a ciertas señales:
Goteo al toser o reír.
Sensación de urgencia frecuente.
Necesidad de orinar más de 8 veces al día.
Despertares nocturnos para orinar.
Humedad constante o irritación en la zona genital.
Si alguno de estos síntomas aparece de manera repetida, es recomendable consultar con un urólogo o fisioterapeuta especializado en suelo pélvico masculino. Cuanto antes se evalúe la causa, mejor será la respuesta al tratamiento.
Durante años se ha creído que el suelo pélvico era un tema importante solo para el mundo femenino, pero hoy sabemos que es una parte esencial del bienestar masculino también. Un suelo pélvico fuerte ayuda a:
Controlar mejor la orina.
Evitar pérdidas postmiccionales.
Mejorar la función muscular y el control corporal.
Para trabajar esta zona existen ejercicios específicos —como los famosos Kegel—, pero no todos los hombres deberían hacerlos por su cuenta. De hecho, realizar ejercicios sin supervisión puede ser contraproducente si no se ha hecho antes una valoración profesional.
Un fisioterapeuta especializado puede ayudarte a aprender la técnica correcta, identificar si hay tensión o debilidad y establecer un plan adaptado a tu caso. Recordemos que el suelo pélvico no solo se fortalece: también necesita relajarse y recuperar su elasticidad.
La prevención, como en el caso de muchas afecciones, es la herramienta más eficaz para evitar la incontinencia o reducir sus síntomas. Para ello, hay una serie de hábitos muy sencillos pero bastante efectivos hábitos:
Mantén un peso saludable: cada kilo de más puede estar ejerciendo una presión añadida sobre la vejiga y los músculos pélvicos.
Evita el estreñimiento: el esfuerzo repetido al defecar debilita el suelo pélvico. Si es así, aumenta la ingesta de fibra y líquidos.
Modera el consumo de alcohol, café y tabaco: estas sustancias irritan la vejiga y aumentan la necesidad de orinar.
Haz ejercicio físico moderado: para ello, realiza actividades como caminar, nadar o yoga, que fortalecen el cuerpo sin sobrecargar la pelvis.
No retengas la orina durante demasiado tiempo: esto debilita la musculatura pélvica y puede favorecer infecciones.
Controla el estrés: las técnicas de relajación o mindfulness pueden mejorar el control sobre el cuerpo y la vejiga.
El tratamiento de la incontinencia masculina depende del tipo, la causa y la gravedad del caso. Las principales opciones incluyen:
Con la ayuda de un fisioterapeuta especializado, se trabajan ejercicios personalizados que fortalecen y coordinan los músculos implicados en la continencia. En algunos casos se utilizan técnicas de biofeedback o electroestimulación que pueden ser usadas.
Algunas estrategias bastante simples pero efectivas incluyen reducir la cafeína, mejorar la hidratación y establecer horarios regulares para ir al baño.
Existen medicamentos que ayudan a controlar la vejiga o relajar los músculos, especialmente en casos de incontinencia de urgencia. Sin embargo, en general, siempre es recomendable acudir a un profesional de la medicina cuando se trata de tratamientos farmacológicos.
En casos más severos, un urólogo puede recomendar una intervención quirúrgica (como un esfínter artificial o una malla de soporte). Sin embargo, la mayoría de los casos se resuelven con tratamientos más conservadores.
Un aspecto muchas veces olvidado es el cuidado de la zona íntima. Mantener una adecuada higiene y usar productos respetuosos con el pH previene irritaciones y molestias derivadas de la humedad o el uso de absorbentes.
La línea de cuidado íntimo MYHIXEL, por ejemplo, está diseñada específicamente para mantener el equilibrio natural de la piel masculina, ayudando a prevenir molestias e infecciones leves.
Más allá del aspecto físico, la incontinencia tiene un fuerte componente psicológico. Muchos hombres sienten vergüenza, frustración o incluso miedo a salir de casa o realizar actividades cotidianas por temor a un escape involuntario. Esta sensación de pérdida de control puede afectar la autoestima y la confianza personal, pero es importante recordar que esta condición no define a la persona ni su masculinidad.
La incontinencia masculina no es un signo de debilidad, ni algo inevitable con la edad. Es una condición tratable que mejora significativamente con diagnóstico temprano, fisioterapia y cambios en el estilo de vida.
Prestar atención a las señales del cuerpo, cuidar el suelo pélvico y mantener hábitos saludables son las mejores herramientas para mantener el control y el bienestar a largo plazo.
Si notas cambios en tu control urinario, no lo ignores, consulta con un profesional. La mayoría de los hombres que buscan ayuda recuperan su calidad de vida en pocas semanas. Y recuerda: cuidar tu salud íntima también es cuidar de ti.
Gravas, S., Gacci, M., Gratzke, C., Herrmann, T. R. W., Karavitakis, M., Kyriazis, I., Malde, S., Mamoulakis, C., Rieken, M., Sakalis, V. I., Schouten, N., Speakman, M. J., Tikkinen, K. A. O., & Cornu, J. N. (2023). Summary Paper on the 2023 European Association of Urology Guidelines on the Management of Non-neurogenic Male Lower Urinary Tract Symptoms. European urology, 84(2), 207–222. https://doi.org/10.1016/j.eururo.2023.04.008
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