¿Problemas en la cama? La ansiedad sexual puede ser la razón

Como psicólogo y sexólogo, una de mis funciones principales es la de adaptar y personalizar las sesiones a cada caso particular. Cada motivo de consulta tiene unas características específicas que requieren de un asesoramiento ajustado y adecuado a las necesidades de cada usuario. Sin embargo, en muchas ocasiones, se pueden establecer patrones ante un problema concreto. En este caso, me refiero a muchos hombres que demandan ayuda por tener una serie de problemas en la cama.

¿Y si te dijera que tienen la misma raíz? Sí, hay un mal común que lleva a muchos hombres a perder el control sobre su erección e, incluso, su eyaculación. Otros están tan concentrados en satisfacer a sus parejas que no disfrutan y algunos incluso prefieren masturbarse solos antes que hacerlo en pareja por la fuerte presión que sienten.

Con esto no quiero decir que el autoerotismo no tenga la misma importancia que los encuentros sexuales compartidos. Tener una vida sexual individual nos enriquece y nos hace conocernos mejor. Pero la clave está en preguntarse si preferimos estar solos porque sentimos ansiedad sexual ante una relación en pareja. ¿Te suena este término? Vamos a destriparlo.

¿Qué es la ansiedad sexual?

Un concepto que comparto con muchos hombres que piden asesoramiento es el de ansiedad sexual, que describe una forma de ansiedad relacionada con el rendimiento sexual o la actividad sexual en general. Puede manifestarse como preocupaciones excesivas sobre el rendimiento sexual (“siento que no llego a satisfacer a mi pareja”) o miedo al rechazo o a la intimidad.

Esto deriva en temores relacionados con el desempeño sexual, como la eyaculación precoz o la disfunción eréctil (“prefiero evitar algunas posturas, porque pierdo el control”). Y en muchos casos, este tipo de ansiedad puede tener un impacto significativo en la vida sexual de una persona y puede dificultar la satisfacción sexual y la intimidad en las relaciones.

¿Cuáles son las causas de la ansiedad sexual?

No podemos afirmar que haya un único desencadenante de la ansiedad sexual, sino que tendríamos que apuntar a una variedad de factores que afectan la intimidad. Una de las causas más comunes que veo en consultas es la ansiedad anticipatoria, que se refiere a la preocupación excesiva antes del acto sexual. Esta ansiedad es la que nos hace tener miedo al sexo, proyectar expectativas poco realistas o desarrollar una gran preocupación por no satisfacer a la pareja. Esta se agrava ante situaciones de estrés o malestar en otras áreas de nuestra vida, como por ejemplo, una gran sobrecarga de trabajo.

Además, los problemas de comunicación en la relación pueden contribuir a la ansiedad sexual. La falta de comunicación clara sobre deseos y necesidades puede generar tensiones en la intimidad. Asimismo, la influencia del porno en las expectativas sexuales también puede jugar un papel importante. Las representaciones poco realistas en la pornografía pueden llevar a la comparación y la insatisfacción (“soy incapaz de hacer lo mismo que hacen los actores”).

¿Qué síntomas presenta esta ansiedad?

La ansiedad sexual puede manifestarse de diversas maneras, y sus síntomas varían de una persona a otra. Los síntomas comunes incluyen disfunción eréctil en hombres y dificultades para alcanzar el orgasmo en mujeres. Además, puede haber una disminución del placer sexual debido a la preocupación constante. La ansiedad sexual también puede dar lugar a la eyaculación precoz en hombres, lo que puede aumentar la ansiedad y crear un ciclo negativo. Todo esto deriva en que muchos hombres opten por tratamientos muy agresivos que van desde el consumo de psicofármacos, como ansiolíticos, hasta intervenciones quirúrgicas para superar complejos corporales y sentirse más satisfechos con su imagen.

¿Qué podemos hacer para controlar la ansiedad?

Para controlar la ansiedad sexual, es fundamental la comunicación abierta y honesta con la pareja. Hablar sobre deseos, expectativas y preocupaciones puede ayudar a reducir la ansiedad y fortalecer la intimidad. En este sentido, uno de los primeros pasos que suelo establecer como pauta con mis usuarios es el de romper el miedo a hablar sobre temas sexuales con sus parejas. Además, es importante gestionar las expectativas y comprender que la intimidad no siempre tiene que ser perfecta. La terapia sexual con un profesional también puede ser necesaria para abordar la ansiedad sexual y aprender técnicas para reducirla.

En última instancia, es esencial recordar que la ansiedad sexual es (cada vez más) común y tratable. Con el apoyo adecuado y la comprensión de las causas subyacentes, muchas parejas pueden superar los desafíos propios de estas vivencias y disfrutar de una vida sexual satisfactoria.

Conclusión

No te avergüences de expresar tus miedos y, si tienes pareja, comunicarte con ella. La ansiedad anticipatoria es un fenómeno más común de lo que parece y ocultarlo no es la solución. De hecho, puede agravarse. Así que, hazte esta última pregunta: “¿quiero vivir mis encuentros sexuales plenamente?”.