¿Qué ocurre en el cerebro durante el orgasmo?
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Tiempo de lectura 3 min
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El orgasmo es una de las experiencias humanas más intensas… pero también una de las menos comprendidas. Sabemos cómo se siente, pero ¿qué ocurre realmente en el cerebro cuando llega el clímax?
La ciencia lo ha estudiado a través de neuroimagen, electroencefalografía y mediciones hormonales. Y, aunque pueda sonar técnico, aquí te lo explico de forma clara y sin complicaciones.
Aunque solemos imaginarlo como algo puramente físico, el orgasmo es una auténtica tormenta neuroquímica que se desencadena mucho antes de llegar a los genitales. Antes del clímax se activan áreas clave del cerebro:
Corteza prefrontal: procesamiento mental, fantasías íntimas y expectativas.
Sistema límbico: emociones, motivación y excitación.
Hipotálamo: regulación hormonal y respuesta sexual.
En resumen: la excitación es 70% cerebro y 30% genitales.
Las neuroimágenes muestran que en el momento del orgasmo:
Se desactiva la corteza prefrontal, responsable del análisis y el control.
Disminuye la actividad en zonas relacionadas con el miedo y la preocupación.
Se activan intensamente la amígdala, el núcleo accumbens y el hipotálamo.
Esto se traduce en:
Desconexión del “cerebro racional”
Activación del cerebro instintivo y placentero
Por eso, durante el clímax puedes dejar de pensar y perder momentáneamente la noción del entorno.
El clímax implica una liberación masiva de neurotransmisores. En lugar de listarlos, entendámoslos como parte de un sistema orquestado:
La dopamina, la hormona del deseo y la motivación, se dispara a niveles muy altos y cae rápidamente después. Esto explica ese descenso brusco del deseo o incluso la sensación de desconexión que algunos hombres sienten tras el orgasmo.
La oxitocina, conocida como la hormona del apego, aumenta de forma notable y favorece la relajación, la confianza y la sensación de cercanía con la pareja, contribuyendo a un vínculo emocional más estable.
Las endorfinas, analgésicos naturales del cuerpo, generan euforia, disminuyen el dolor y producen esa sensación de calma o “paz” posterior al clímax.
La prolactina alcanza niveles especialmente altos tras el orgasmo masculino. Es la principal responsable de la fase refractaria, ese periodo en el que el cuerpo no puede volver a excitarse de inmediato.
Las diferencias no son tan grandes como solemos imaginar. Ambos activan las mismas áreas cerebrales, pero la experiencia se modula de forma distinta.
En el orgasmo femenino, suele observarse una activación más amplia del sistema límbico, una descarga más prolongada y un patrón más variable.
En el orgasmo masculino, la respuesta tiende a ser más breve, más sincronizada con la eyaculación y más dependiente del descenso de prolactina.
En este sentido, la eyaculación precoz puede jugarle una mala pasada a los hombres, generando frustración y haciendo que el orgasmo sea menos intenso y satisfactorio.
Existen soluciones para este problema, como MYHIXEL Control, una terapia desde la comodidad de casa con la que aprender a identificar y dominar las sensaciones físicas y mentales que intervienen en el clímax para controlarlo y tener una experiencia plena y satisfactoria.
Durante el orgasmo, el cerebro entra en un modo específico en el que reduce el control consciente del entorno, inhibe la vergüenza y los juicios propios y facilita la entrega corporal. Todo esto aumenta la probabilidad de experimentar un placer reforzado, un mayor vínculo afectivo después del sexo y más motivación para repetir la experiencia.
En otras palabras, el orgasmo no es solo placer: también es un mecanismo evolutivo de conexión.
Esa sensación tiene una explicación neurobiológica. Tras el clímax ocurre:
Una caída pronunciada de dopamina (deseo y motivación)
Un aumento de prolactina (sensación de saciedad)
Una liberación menor de oxitocina en comparación con las mujeres (vínculo y conexión emocional)
Un cambio brusco del modo instintivo al racional
Sí. El cerebro aprende por repetición.
Si lo acostumbras de manera constante a estímulos muy intensos, como el porno, puede necesitar más dopamina para excitarse. Esto impacta en:
El tiempo necesario para excitarse
La respuesta eréctil
La sensibilidad del cuerpo
La capacidad de conexión en pareja
Por eso, prácticas como la masturbación consciente pueden ayudar a “recalibrar” el sistema y recuperar una excitación más natural.
El orgasmo es un fenómeno cerebral fascinante: una mezcla de neuroquímica, emociones, desconexión del control racional y mecanismos evolutivos orientados al vínculo.
Comprenderlo no solo es interesante, sino útil para vivir la sexualidad con menos mitos, más información y una relación más saludable contigo y con tu pareja.